Para comprender con mayor claridad este primer paradigma es pertinente definir la prescindencia, la cual hace referencia al carácter prescindible o superfluo de las personas con discapacidad, lo que justifica su alejamiento individual y colectivo de la participación política y su confinamiento en el ámbito familiar o el ocultamiento de la sociedad.
Así, se considera que las causas de la discapacidad son, como su nombre lo indica, médicos. Por lo tanto, se deja de asumir las creencias tradicionalistas o de prescindencia; pero, en su lugar, se sostiene que la discapacidad como deficiencia es un obstáculo para que las PCD se puedan integrar a la sociedad. Entonces se busca rehabilitar o curar la discapacidad.
Siguiendo con esta definiciòn, el paradigma tradicional o de prescindencia es el más antiguo que considera a la discapacidad un factor para “prescindir” de aquellas personas con esta condición a partir de lamarginaciòn, el olvido e, inclusive el exterminio. Este paradigma se asienta en la creencia de que la discapacidad es una forma de castigo divino del cual la familia y la persona con discapacidad deben sentirse avergonzados.
Bajo el paradigma asistencialista se ha creado que las PCD deben hacer un gran esfuerzo para “normalizar” su situación e integrarse como puedan a la sociedad; esto es, que ellas tienen la obligación  y la responsabilidad de adaptarse a las demandas del entorno. A raíz de ello, surgieron muchas legislaciones, polìticas pùblicas y programas sociales algunos todavía vigentes que centran sus esfuerzos en el empoderamiento, la cura y la normalización de la PCD. Este tipo de intervenciones, no obstante, construyen a la persona con discapacidad como sujeto permanente de caridad y no permiten que la sociedad en su conjunto de haga cargo de la tarea de modificar el entorno y los prejuicios, de tal forma que erradique la discriminación hacia ella.
Este paradigma o modelo se afirma que las personas con discapacidad son ciudadanos con derechos plenos y que es la sociedad la que ha construido barreras literales (espacios por donde ellas no pueden moverse, escuelas donde ellas no pueden acceder a materiales pedagógicos adaptados o empleos que las observan como improductivas, etcétera) y simbólicas (todos los prejuicios y estigmas que las hacen aparecer como carentes de voluntad y capacidad de cooperación y reciprocidad). Precisamente la sociedad en su conjunto es la que tiene que modificar su visión de la discapacidad para considerarla simplemente una forma más de la diversisdad humana.
Su objetivo es una sociedad preparada para hacer frente a las necesidades de todas las personas sin importar su condición y, en este sentido, busca rescatar las capacidades en lugar de acentuar las discapacidades.
Finalmente, hay que señalar que este paradigma hace recaer la responsabilidad por superar la discriminación non la persona aislada y sus esfuerzos individuales, sino en la sociedad que no ha sido capaz de adaptarse y de responder a las necesidades de todas y todos quienes la conforman, pensar de manera colectiva la mejor manera de retirar las discriminaciones estructurales que hemos construido en torno suyo.
Si revisamos mucha de la literatura popular e incluso el cine o las series televisivas las personas con caracteres moralmente cuestionables o con conductas malévolas, al final, obtienen como castigo a sus acciones la discapacidad (ya sea quedarse en silla de ruedas, perder la vista o su confinamiento en hospitales psiquiátricos).
El paradigma tradicional asume como innecesarias a las personas con discapacidad en virtud de haber recibido dichos castigos divinos o ser depositarias de los errores o faltas cometidos por las madres y padres. Por ello reconsidera que las personas con discapacidad en nada contribuyen a la sociedad y, en consecuencia, el tratamiento que recibe es peyorativo y discriminativo.
Político Público Nacional de Discapacidad e Inclusión Social
¿Cómo se garantiza el derecho a la salud de las personas con discapacidad?
a) Paradigma tradicional o de prescindencia
b) Paradigma medico-asistencial o de rehabilitación 
Este paradigma surgió una vez concluida la Primera Guerra Mundial. Desde esta visión se sitúa a la discapacidad como un problema o una deficiencia que radica en la persona, la cual requiere someterse a tratamientos médicos para ser rehabilitada. En este sentido la discapacidad se concibe como una anomalía o una deficiencia fisiológica respecto de la normalidad que debe corregirse desde la medicina y las terapias de rehabilitación. Es decir, una persona con discapacidad es considerada como objeto de análisis clínico, de seguridad social, de cuidado médico, de rehabilitación o de caridad en la que todavía se aleja de la idea de la persona como un sujeto titular de derechos. 
c) Paradigma de derechos humanos o modelo social de la discapacidad
Situación actual de las personas con discapacidad en México
¿Quiénes son las personas con discapacidad?
Los estudios sobre discriminación por motivos de discapacidad plantean la existencia de tres paradigmas históricos sobre el fenómeno, que constituyen conjuntos de creencias, valores, actitudes y dinámicas que se naturalizan y normalizan para determinar la interacción entre personas con y sin discapacidad, así como el acceso a derechos y oportunidades. 
El paradigma de derechos humanos, también conocido como modelo social de la discapacidad, nace a finales de la década de 1960 en los Estados Unidos e Inglaterra, de manera concreta en algunas universidades.